Nada existe por si solo. No hay contenido sin un continente. La individualidad se define por sus propios límites internos, la frontera con el otro, y por lo que la sostiene. Antes de ser individuo se ha sido parte de un todo más amplio. Fragmentada por fuerzas externas y moldeada por diversos elementos, se envuelve una vez más en una nueva matriz común, que la redefine de manera sutil, generando una nueva identidad temporal de individualidad, enriquecida con cada capa exterior añadida. En un proceso continuo de redefiniciones, finalmente regresa, enriquecida y única, a la matriz de todas las piedras.